Mi historia como actor no surge desde que era pequeño como en la mayoría de los casos. El mundo de la actuación en ningún momento pasó por mi cabeza durante los primeros diez o quince años de vida. Solo era un niño al que le gustaba la música, los cómics de superhéroes y pasar el tiempo con sus amigos y amigas.

Sin embargo, cuando vas creciendo y superando ciertas etapas, la sociedad te obliga a ir tomando decisiones sobre qué dirección te gustaría tomar en la vida. 

Al principio era sencillo: solo tenía que reproducir las mismas cosas que oía en clase, en casa o en cualquier supermercado cuando acompañaba a mis padres. Pasé de periodista a profesor de educación física en un abrir y cerrar de ojos, con todas las profesiones y estudios de por medio tales como psicología, fotografía, etc.

Sin embargo, dentro de mí, yo sabía qué quería ser de verdad cuando creciera: un superhéroe. 

«Es una locura» pensaba. Pero si algo nos han enseñado el cine y la televisión es que, en esta vida, todo es posible. Y en mi cabeza ese objetivo se tenía que cumplir por medio de la actuación.

Así que me armé de valor y di el primer paso: estudiar arte dramático, ya que para mí, el medio por el cual se llega a ser actor o actriz es la formación.

El camino no fue nada fácil, con diversas caídas a lo largo de los cuatro años que duraron mis estudios.

Hoy, a casi finales del año 2021, y con mis estudios  finalizados (y un trabajo fin de estudios aprobado sobre aquello que siempre amé) me siento un paso más cerca de mi sueño.

Y para aquellos que lean esta historia solo quiero deciros que si mi sueño, después de todas las vueltas y cambios que ha sufrido a lo largo de la vida, no ha muerto, el vuestro tampoco lo hará.